Cuando me enteré que se iba a hacer un torneo de coctelería en Rosario después de muchos años me puse muy contento y cuando me enteré que ese torneo iba a ser de Malamado, más alegría me dió porque es una gran bebida para los barman ya que tiene tres sabores en su portfolio y son completamente distintos entre ellos, lo que te permite dar variadas direcciones para crear tu cocktail.
Desde el primer momento mi trago: “Ocaso en los Andes” pintaba para bueno, hay veces que a los cantineros los tragos que crean les salen bien y otras veces que no, éste intentaba ser del primer grupo.
El Viognier de Malamado era el elegido pero faltaba todo lo demás. Hacia poco mi mujer había plantado una salvia en el jardín e internamente sabía que esos dos elementos iban a estar pero aún carecía del resto de la receta. Asociar esta hierba con el pomelo fue un merito compartido de las únicas dos personas que habían probado el cocktail hasta el día del torneo: Ella y Yo.
Ya tenía cítrico, tenia frescura y tenía carácter con esa nota semi dulce que aportaba el Malamado. Me faltaba complejizarlo un poco y darle algunas notas amarga. De ahí la utilización del Gin seco de Londres y el Campari, este ultimo puso el broche, ya que el trago tenía los colores del atardecer, del ocaso.
El día del torneo hizo un calor inusual en Rosario, acompañado con el 95% de humedad atentaron casi desde el minuto cero contra mi ropaje y mi buena presencia, pero tratamos de disimularlo. Al llegar a Downtown y ver a todos mis amigos y compañeros vestidos de barman preparando sus elementos, sus copas y demás cosas me entraron un poco los nervios, me dije: “Bueno, todos estamos poniendo lo mejor, esto va a ser complicado” y arranqué con la mise en place. Había un jurado de lujo. Presidente y vice de AMBA, Pepe, Saracco, Cesar Moreno, Pablo Lanza y Silvina Carranza. Ellos que tanto sabían me iban a estar evaluando. Era todo un reto.
Y si me toco el último lugar de salida, el calor, más los nervios, más último lugar en la pasada, creo que era un cocktail incluso mejor que con el que iba a competir.
Llegó el momento que terminó Seba y ya estaba esperando ansioso estar en el frente, en la barra que es el lugar más lindo en el que un cantinero puede estar. Armé todo, me tomé mi tiempo es cierto y empecé.
El speech previo me pareció de aceptable a bueno, más allá de los vicios del lenguaje que tengo todo el tiempo. Ya era tiempo de empezar a preparar el trago. Si bien no fue una pasada perfecta no había sido mala. Presenté el trago al jurado, sonreí y velozmente desaparecí de ahí.
En la media hora aproximadamente que duró la deliberación aproveche para torturarme con todos los errores que había tenido. Siempre fui igual, no iba a cambiar en ese momento.
Y llegó el momento, formados delante de la barra todos los competidores ansiosos y un poco cansados, esperábamos con ansias que dieran el podio. Esas cosas siempre son lentas.
Y dijeron: tercer puesto, Mauricio Escobar y con él salía de competencia mi candidato ganar el torneo. “Mejor para mí” pensé…
Segundo puesto: Sebastian Teves un amigo en el segundo puesto!, era una alegría grande, pero faltaba algo más.
Primer puesto: Arturo Ripacandida, y bueno, esas cosas uno nunca las puede creer, aunque las desee siempre en la realidad son mas lindas.
Saludé al jurado, me pareció lo correcto, después de muchas fotos en poco tiempo encontré a mis padres, mi novia y mi hermano.
Muy feliz, por el logro, pero con la necesidad de una devolución corté varias veces el momento para preguntar por mi pasada a Ricardo Marinoni, Diego Mato y Lucas Lanza.
Pero bueno eso ya es anécdota. Lo cierto es que había ganado y que se había vuelto a hacer un campeonato de coctelería clásica luego de muchísimos años y que el trabajo de muchos años estaba siendo premiado.
El Club del Vermut había conseguido un primer puesto y eso no es poca cosa.
Fuente: http://www.elclubdelvermut.com.ar
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